20 de noviembre de 2017

Adiós Papá


La idea de escribir en un blog permanece en mí desde hace unos meses, en este año mi vida ha dado un giro acompañada con la muerte de mi padre....sabía que algún día llegaría ese inevitable momento, pero fue demasiado pronto. El día 26 de febrero en la ciudad de Tijuana, 47 años, causa: meningitis tuberculosa, desde entonces ha transcurrido 8 meses, el tiempo va lento pero a la vez deprisa, aun me siento deprimida, adolorida, impotente y en ocasiones culpable.
Esa sensación de no haber permanecido a su lado en sus últimos minutos de vida, que nos regresamos esa noche a casa a descansar, lo dejamos solo en esa habitación fría y aislado de las personas, me surge tantas preguntas, ¿estaba consciente?¿buscó a mi mamá y mi hermana?¿Fue doloroso?¿Cuales fueron sus últimos recuerdos?¿En que pensaba?¿Pensó en mí? Se que superar la muerte de un ser querido es un proceso largo y la manera de vivir el dolor es diferente para cada persona, mi madre y hermana aun no se resigna, su ausencia en la casa sigue trayendo lagrimas.

Regresé a mi ciudad natal después de tanto tiempo, a cuidar a mi padre, quien lo diagnosticaron de tuberculosis, se encontraba en tratamiento de 6 meses, sin embargo, con el tiempo empeoró. No lo reconocí cuando me recibió en casa, desafortunadamente mi bienvenida no fue como la esperaba (con una sonrisa y su manera de llamarme de cariño "mi pistolera"). Mi primera impresión causo que mis ojos fueran invadidos por lagrimas, nunca fue delgado y esta vez a causa de eso se dejo crecer demasiado la barba para disimular que sus mejillas se vieran "chupados", consiguiendo un aspecto descuidado, su voz envejecida me recordó al de mi abuelo y la ausencia de su sonrisa en su cara, provoco en mí, las ganas de correr, de huir de la realidad, de tomar el primer vuelo a mi casa e imaginar que solo era un mal sueño.

Llore en las piernas de mi papá, preguntando porque estaba sucediendo esto, le imploraba que hiciera caso a las indicaciones de los médicos, que ya me encontraba a su lado para cuidarlo y que juntos saldría adelante...pero él, solo estaba molesto del dolor que tenía en el momento. Termine quedando dormida, entresueños, escuchaba que mi padre me pedía perdón, perdón por la manera de recibirme, que se sentía mal, esa noche durmió a mi lado, como cuando era niña y lo abracé.

Después de dos semanas el trascendió, permanecí a su lado todo el tiempo, la estancia en el hospital, fue para mí fuerte y quizás traumatico. Recuerdo mucho los primeros días, había perdido la memoria, no recordaba que se encontraba enfermo, no sabía donde se ubicaba y cuando terminaba de explicar lo sucedido, él cerraba los ojos de dolor y pedía que le volviera a repetir una vez más lo que había dicho, se daba cuenta que no podía retener la información y me rompió el corazón cuando me preguntó que tan grave se encontraba, con sus ojos en pocas lagrimas y con miedo en su gesto.

Aun no logro aceptar que no volveré a ver a mi padre, no hay día que no lo recuerde, su sonrisa, sus bromas y comentarios graciosos y pesados, la insistencia de motivarme para aventurar más allá de mis posibilidades profesionales, pues él era quién siempre estaba atento de mis estudios. En ocasiones quisiera tomar el celular y llamar a su número...pero ya no puedo, solo me queda su retrato, al que siempre sonrió antes de salir de casa por las mañanas, pidiendo que desde allá arriba nos protega, porque estoy segura que nunca nos ha abandonado, se ha convertido en nuestro ángel.
 Te amo papá.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario